FUNDACIÓN DIOCESANA DE ENSEÑANZA
'VICTORIA DÍEZ' DE SEVILLA

¿Quiénes somos?

La Fundación Diocesana de Enseñanza Victoria Díez de Sevilla es el órgano, con personalidad jurídica, que la Archidiócesis de Sevilla ha constituido para el desarrollo de la tarea educativa a la que la Iglesia es llamada, en comunión con las familias y de cara al pleno desarrollo de la personalidad humana.

En este contexto, la Fundación ostenta la titularidad de todos sus centros educativos.

Objetivos

La Fundación tiene como fin peculiar la formación y educación cristiana permanente de la infancia, juventud y la promoción y divulgación de los valores cristianos entre los miembros de las distintas comunidades educativas de sus Centros docentes. Para la consecución de este fin, la Fundación crea, dirige y asume la titularidad de los centros docentes.

Para alcanzar sus fines, se propone los siguientes objetivos:

1. La promoción, creación, dirección y gestión de instituciones educativas católicas en las que se produzca un encuentro fecundo entre el Evangelio y los distintos saberes.

2. La prestación del servicio educativo como una propuesta de formación integral apoyado en la naturaleza y dignidad del hombre, iluminado por Jesucristo, fundamento primero y último.

3. La defensa de la libertad de enseñanza, como forma de lograr una escuela libre y abierta, que supone la identidad católica de sus centros y la libertad de los padres para llevar sus hijos a éstos.

4. La implicación de los padres y familias en la tarea educativa y evangelizadora.

5. La promoción de la relación entre centros educativos, familias, parroquias y Archidiócesis de cara al mejor servicio educativo y pastoral, integrando la dinámica de los centros en la pastoral diocesana, especialmente en la educativa y familiar.

6. La renovación y el fortalecimiento de la identidad católica de los centros mediante la orientación de su ideario conforme los planes diocesanos y el conocimiento y formación continua del personal de los centros y las familias en estos planes.

7. La actualización el compromiso con los más necesitados procurando el acceso en equidad a todos aquellos que opten por el modelo educativo propuesto por la Iglesia e incluyendo en los planes de estudios y en la vida colegial, según los niveles, el compromiso de la Iglesia con los más necesitados, conforme al contenido de la doctrina social de la Iglesia.

8. La promoción de la unidad de los centros, de las familias y de la comunidad eclesial a favor de su identidad y su libertad.

9. La representación de la escuela católica diocesana y la defensa de sus intereses en todas las instancias, eclesiales o civiles, con especial mención a la administración educativa competente en cada caso.

¿Quién fue Victoria Díez?

Victoria Díez Bustos de Molina (Sevilla, 11 de noviembre de 1903 – Hornachuelos, Córdoba, 12 de agosto de 1936), fue una maestra laica católica, miembro de la Institución Teresiana.

Desde muy joven destaca en ella su entrega a los demás y profunda manifestación de fe. Su vocación principal era de maestra, realizando sus estudios de magisterio en Sevilla.

En 1928 recibe su nombramiento para Hornachuelos (Córdoba), con 25 años. Desarrolló una intensa actividad al servicio de la Iglesia y de la sociedad civil. Creó la catequesis infantil, impulsó la Acción Católica (AC) y continuó con su novedoso sistema pedagógico: clases de gimnasia rítmica, clases al aire libre, excursiones a Córdoba y Sevilla, clases de canto y pintura; cursos nocturnos para mujeres trabajadoras y una biblioteca para antiguas alumnas; ayudó a las familias necesitadas del pueblo y la nombraron Presidenta del Consejo Local del Pueblo.

En agosto de 1936, recién estallada la guerra civil española, Victoria fue conducida junto con 17 hombres a las afueras del pueblo para emprender una marcha de 12 km. sin vuelta posible, en la que Victoria alienta a los hombres: Ánimo, adelante, Cristo nos espera. Llegados a un caserón de la finca, fueron sometidos a un juicio en el que todos fueron condenados a muerte. Victoria, la única mujer, presenció la ejecución de sus compañeros. Ella fue fusilada la última.

El proceso ordinario sobre el martirio de Victoria se abrió el 11 de diciembre de 1965, coincidiendo con el traslado de sus restos a Córdoba, siendo postulador general Teodoro Zamalloa. El 10 de octubre de 1993, el Papa Juan Pablo II la nombró beata.