Durante los días 14, 15 y 16 de febrero de 2020 se ha celebrado en Madrid el Congreso de Laicos 2020, bajo el lema “Pueblo de Dios en Salida” y con la intención de impulsar la conversión pastoral y misionera del laicado en el Pueblo de Dios.
Más allá de la amplia participación, con representaciones de 68 diócesis y 1867 congresistas procedentes de parroquias, congregaciones, asociaciones y movimientos, la impresión general de todos los participantes ha sido la de “estar viviendo un acontecimiento histórico”.
Durante estas jornadas se presentaron distintas ponencias de significados referentes de la Iglesia; el nuncio vaticano Bernardito Auza presentó un mensaje del Papa para los allí presentes, y con un aviso claro: “debemos evitar las tentaciones del clericalismo, competitividad, carrerismo eclesial, rigidez y negatividad”. El propio cardenal Blázquez (Presidente de la Conferencia Episcopal Española) dejaba una llamada para todos los laicos en España: «Los laicos somos los protagonistas, nada de actores de reparto».
Previamente a los trabajos del Congreso se había desarrollado una ingente labor en las diócesis, parroquias y movimientos, lo que dio como fruto el documento de trabajo (Instrumentum Laboris) que fue la base de análisis, y conteniendo 4 itinerarios principales, 10 líneas temáticas y 80 grupos de reflexión. Esta atomización permitió que los trabajos de debate se pudieran desarrollar en grupos reducidos de 25 personas, lo que facilitó la recogida de las distintas propuestas y sensibilidades de todos los participantes.
No sería creíble resumir en una escueta síntesis todas las aportaciones de este excepcional ejercicio de discernimiento comunitario, pero sí es posible plasmar una mínima serie de mensajes que pueden permitir hacerse una idea de las orientaciones recibidas y que van a marcar los próximos tiempos. Conceptos como la vocación laical, la sinodalidad o la corresponsabilidad, configuran una nueva forma de entender la participación de los laicos en la vida de la Iglesia.
La ponencia final, a cargo del obispo auxiliar de Barcelona, Antoni Vadell, y la periodista Ana Medina, bajo el título “Un Pentecostés Renovado” recogía el sentir del Congreso al afirmar que se había desarrollado como un momento de gracia y que debíamos seguir potenciando el papel de laicado en la Iglesia que peregrina en España. Finalizaba su intervención proponiendo que continuemos en la senda trazada, ya que no se está construyendo para hoy sino para el futuro: “Estamos forjando un camino para la eternidad”.
Finalizado el Congreso, el trabajo continúa; no ha sido un final sino un comienzo y en los próximos meses se acordarán los métodos y procesos a seguir para hacer llegar las conclusiones de este Congreso a todas las parroquias, movimientos y asociaciones, que alcance a todo el Pueblo de Dios.
Imágenes del Congreso
Delegación de Sevilla
Testimonios de los participantes
